sábado, 31 de marzo de 2012

TU RECIENTE NOCHE CONMIGO


“Primero perdonáme lo del título, no quería faltarte al respeto. Y antes que se me olvide, aprovecho estas línea de entrada para quitarle la fama a los Pitbulls de ser asesinos en serie, mujer. Pasé al lado de tu perra negra con nombre de diosa griega, y no solo no me ladró sino que me lamió la mano. Ya sé, la misma mano a como dijo García Márquez, con que me limpiaba el culo es la misma mano con que escribo esos versos. Pasé y vi tus gatos durmiendo plácidamente, qué envidia que no padecen de insomnio, tienen sus cuentas claras, duermen bien, no como vos y yo, que tenemos asuntos pendientes aunque sea con nuestro propio sentido de justicia o injusticia, a como lo querrás poner. Pero he pasado una noche con vos, no como ordinariamente lo haría un hombre y una mujer, pero fui el negro angel de la guardia de tu sueño y en el trancurso de unas horas me transformé en algo que ahora no oso darle nombre.
“Es curioso que cuando vas allá por la ciudad Metropolitana, donde siempre te espero acompañado de un león porque sé cuánto te gustan, nunca suspirás ni llorás. Hacés irreverencias, te subís a los leones del atrio de la catedral y una vez un policía te amenazó con llevarte presa si no te apeabas de ahí y vos sonreíste, por fin un polizonte-un cop como le dirías en gringo-que supiera lo que valía el patrimonio nacional. Ahí fue donde me dejaste el hálito mortífero a tu sudor de hembra, y aunque aún no sabías mucho sobre mí más que lo que hacías trinar a tu padre, ya estaba sellado nuestro destino juntos.
“Pero volvamos a tu casa. Entro de puntillas, quedo admirando tu biblioteca, quisiera pasar un buen rato echado en el piso que tu doméstica nunca limpia bien porque más sirve para otras cosas. Deseo leer algunas cosas que como fueron publicadas después de mi tiempo, no las he leído.
“Me miro en el espejo del gabinete de tu baño, y sí ahí estoy, con el bigote atusado de mi juventud, la cara aún angosta y no como león enojado en mi madurez, sin las enormes entradas en la frente, a como vos siempre te ha gustado recordarme y no como un señorón chaparro pero enfermo. Nunca le creas a quienes te dicen que los fantasmas y los vampiros no se miran en los cristales, es una de las grandes mentirotas del género de terror, y como Hollywood es bruto, lo ha recogido en miles de películas que no valen un centavo partido a la mitad. Vos misma has usado el recurso en tus relatos y te ha funcionado. No lo usés más conmigo, te lo ruego, ya probé que no funciona en la realidad. Porque yo me vi en toda mi palidez de mestizo, con la tez cetrina que tenemos los auténticos, ese tono del que nunca llegas a avergonzarte por completo porque es el mismo que tenía tu ancestro el bravo Diriangén.
“Invado tu privacidad, y entro a tu alcoba. Dormís envuelta en un chal estilo judío. Con el culo para arriba, de costado, en posición fetal. Saco el foco infrarrojo y lo paseo a lo largo de tu humanidad. La vista es tan curiosa, tan bandida tan atrevida, hurga peor que la mano del mujeriego. Se me había olvidado que era una cosa verte en una de tus páginas web en tantas fotos que el gatillo de tu narcisismo te ha hecho dispararte, que verte en vivo en tu pavoroso esplendor de matrona en un veranillo de San Juan.Por un momento se me queda congelado el corazón. Tienen razón los mejicanos, no es lo mismo verla pasar que platicar con ella. Tu realidad concreta nunca para de asombrarme. El rostro de los afiches, el de los calendarios, el de la publicidad, ahí está.
No me percataba que te habías cortado el pelo un poco. Típico en la cuarentena de edad, por ahí les agarra a muchas señoras.
“A tu lado duerme tu esposo. Ronca. Me arrodillo a tu lado sobre el piso, para sentir la respiración. Por qué no nacimos en la misma época? Tengo que hacerte una especie de reverencia, como si fueras la virgen negra de Praga o alguna de esas santas en las que no creíste nunca porque para colmo murieron vírgenes. Pero casualmente porque no nacimos en la misma época es que estoy aquí. Tengo que ponerle fin al desasosiego, sentirme completo y eso significa que debo prescindir de sentimentalismos baratos, y proceder. No debo olvidar para qué vine, la piedad no puede tomarme del cuello y sacarme lágrimas por los poros. No pueden sudar mis ojos. La mano me tiembla, cosa que no me sucedió ni cuando estuve borracho tantas veces. Un rocío tenue pero tierno me cubre los pies, me sube por los muslos y se me anida en el cuerpo.
“No puedo. No puedo, me digo, mientras la mano izquierda busca en el bolsillo del pantalón la navajita turca con la que pienso recuperar lo mío. Pero el extraño olor a incienso, almizcle y canela que emana de tu persona no me deja llevar a cabo lo que me he propuesto. Alargo una mano y entre fervor casi religioso y temor, paso la mano por tus cabellos.
“No puedo perforar tu sien. Esas pocas hebras de plata me detienen y no sé por qué. Son pocas pero surten efecto. Rayería chinandegana por Punta Cosiguina, solo que en la oscurana perpetua, la tiniebla rojiza de seda de tus cabellos. Ni con daga ni con bala de plata podría tampoco… y algo me hace pensar que necesitaría una bala de plata. O la espada Excalibur de la leyenda o la de Ayub que cargaba el sultán otomano apenas ungido y bailado por los derviches Mevlevi. Mujer, de alguna manera cuando morí mi cuñado se quedó con mi encéfalo y de alguna forma lo sigo buscando en el éter de la nada, entre las cortinas de las dimensiones que nosotros mismos nunca definimos. La pista me la dio el león aquel sobre el cual te sentaste en 1986 y el cual quedó impregnando del almizcle de tu sombra. La piedra tibia del león me dijo que fuera tras de vos pero ya te habías largado. Me quedé transparente y atónito, ahíto de risa esperándote en el atrio de la catedral, y no regresaste. Tenía que darte unas líneas que diría de vos un poeta asiático en cuanto a la pregunta de si escogiera entre vos y mi vida, yo te contestaría que mi vida. Vos arrecha, darías vuelta en redondo, soberbia, sin saber en tu majestad absoluta que mi vida sos vos.
“Andas puesto mi cerebro, te hallé. Cómo lo conseguiste quizás ni culpa tengás. Nada que ver, pero por una extraña conjunción de circunstancias, el alineamiento de Plutón el planeta exiliado con el sol del ego, apareció en tu cabeza. Leíste a la misma edad que yo. Tu alcohol no fue de maíz ni malta, sino de libros y música. Has sido yo envuelto en la carne celeste de mujer a la que yo canté, por eso te explicás que yo tengo todo el derecho de afirmar con derecho que la vida para mí sos vos. Quizás al llevarme la batería de tu intelecto con todo eso que te hace única, será la única forma de llevarme entera conmigo, que pasés a este estado nosferatu en que vivo yo incompleto, ahogado en mis propias ansiedades y carcajadas, observando impotente desde aquí cómo hacen negocio con mi nombre, cómo le pusieron mi firma a una rotonda en la cual invirtieron poco en una fuente y robaron tanto los funcionarios. Cómo manifestarme desde esta relativa inexistencia de la inmortalidad que no quiero que metan papanatas y carroñeros que dicen ser artistas en el templo mayor del arte que lleva mi nombre, ni que lo dirijan oportunistas insolentes y soeces que solo sirven para agredir pentagramas o libretos, cómo pedirle a los promotores falsos de la cultura que pasean un sombrerito por las puercas transnacionales del dolor para que del dinero que obtengan en nombre mío ellos y ellas vivan vida de sultanes? Vos misma has protestado desde tus escritos, me has defendido a capa y espada, no eras dariana y me hiciste un websitio junto con otro que jamás había detenidamente leído mi obra pero que acabó muriéndose enamorado de mi pluma. Y ahora me siento mal que vengo a pagarte toda la admiración, líneas y esfuerzos que me has dado, de esta forma, buscando cómo abrirte la mollera para llevarme aún palpitante, sangrante pero vivo, el cerebro que me habían extraviado. “Susto que sería de tu esposo al rayar el alba y encontrarte lívida, con expresión de paz como si apenas durmieras, pero con la cabeza hueca ,esta vez en realidad y no figurativamente a como le gustan a muchos machos insulsos que sean sus mujercillas.
“Alzo el codo para asestar el golpe y una laxitud extraña de los músculos me detiene.
Es el mismo cerebro que ha hecho tantos cuentos, algunos de ellos han extraído lágrimas y envidias. Yo no los hice, no sos mi continuación. Nunca has podido hacer un solo poema, y ni falta que te haga. En cambio yo nunca he hecho música y vos si. No produje una hija como la tuya. Podrían mis genes cansados haber dejado algo así?
“No tengo derecho, aunque las ganas me coman. Mis neuronas ya no son las mismas en tu organismo. Qué tanto derecho tengo? Imagino mis dedos por fin entrando al santuario de tu pensamiento, violándolo como hicieron los sucios políticos a la sinagoga de la comunidad judía nicaragüense, los malditos rompiendo el Torah y quebrando el menora, desecrando para siempre el edificio. Pisadas fuertes o suaves, siempre dejan huella de amargura, dejando tu sangre sobre tu almohada de Pikachu, qué haría? Me retraigo y en eso vos te despertás y me mirás , con esos ojos cuyo color nunca pude definir y para el cual el castellano precisa inventar el más poético de los adjetivos. No puedo soportar que me mirés con miedo, con odio, con el instinto de conservación en emergencia roja mayor, sintiendo yo el aroma fatal e intoxicante de tu adrenalina en alerta de combate. Me siento como si me han pillado desnudo corriendo por los Campos Elíseos.
“No encuentro qué hacer, y me meto en el closet donde tenés unos vestidos típicos.
“Gritas, te agarrás la cabeza a dos manos. Ha sido el más salvaje intento de robo. Y por una persona a quien has amado en tonos azures y gentiles. Quiero que me perdonés. Me quedaré desde el crepúsculo hasta que raye el alba en tu closet todos los días de tu vida, esperando cotidianamente que salgas fresca del baño, envuelta en una toalla, a buscar lo que te pondrás y desde el rincón más suave de tu ropa, podré atisbarte como gato salaz y mimoso, con ganas de extender mi mano y rozar tu pie, sonreírle a las dunas de tus nalgas, guiñarle un ojo oscuro a tus cejas escasas y pedirte que me perdonés por la noche aquella que pasé con vos con las peores intenciones. Una noche que al fin y al cabo solo sirvió para recordarme que la propiedad intelectual es para ser respetada, aunque en nuestra tierra sean pocos los que entiendan esto a cabalidad. Echa a volar al cuervo del pánico que sentiste, secá el sudor, borrá el miedo del interior azulado de tus ojeras semitas.
“No volveré jamás a intentar llevarme tu cerebro, sea que crea que es el mío que lo negociaron o el tuyo que traes de paquete. Solo te pediré que sigás produciendo sin que nadie te ponga bozal. Los creadores tenemos cuerpos casados, pero nuestra inspiración no se sujeta a un contrato ni acta de propiedad. Todo lo que produzcás es tuyo, sale del pueblo que sos para el pueblo que lo recordará, porque solo la plebe es ignorante, y la mayor parte de las veces viste de saco y corbata. Quiero que me sigás amando a como siempre lo has hecho desde que te comisionaron mi websitio, porque aunque nos conocimos tarde, peor hubiera sido que nunca nos diéramos la mano a través del tiempo. Y cuando creás que este poeta tuyo esté un poco nostálgico de todo, llevate contentos esos ojos de tolvanera y date una vuelta allá por mi león, en León, donde siempre sabés que te estaré esperando..”
Félix Rubén García Sarmiento(Rubén Darío)
A través de míen este cuento
28 de enero de 2009

domingo, 10 de enero de 2010

de una vez por todas



DARIO GAY?¡NI EN LAS PEORES PESADILLAS!

Ser gay no es delito ni enfermedad, en mi opinión, por ende no es nada malo. Sencillamente una variedad del gusto, como que odio el caviar y mi padre paga-ba sumas de infarto por engullirlo. Sin embargo, es errado llamar alondra al jilguero, o tigre al león, y no se puede definir Ia sexualidad de uno de los hombres más viriles que ha dado Nicaragua en el contexto equivo¬cado. Se puede comprender que un activista gay trate de jalar agua para su molino, ya que muchos nicas nos enorgullecemos de nuestro Vate precisamente porque nació en este país. Poblar el ámbito gay con destacados personajes le agrega caché al asunto, y otros activistas más experimentados que el argentino del asunto han tratado de marcar como homosexuales a hombres tan notables como Abraham Lincoln (emparejado con Joshua Speed ), el suItán Solimán El Magnífico (supuestamente con su gran visir y cuñado Ibrahim), Federico II de Sicilia (nada menos que con su doctor), o el emperador mugalo Jehangir(con un esclavo sarraceno) sin que haya un ápice de verdad en esas especu¬laciones.

Ahora le tocó a nuestro Panida bailar can Ia Loca. Y en el genuino sentido de Ia palabra, para desgracia de quienes se dejan guiar par especulaciones. Qué sirve de argumento? Un puñado de cartas que al ser sacadas de cualquier contexto podrían dejar a cualquiera más perdido que el pobre hijo de Lindbergh. La grandeza de Dado siempre ha suscitado envi¬dia en gentes de toda ralea, pero dada que su obra es tan exquisitamente impecable, resulta difícil atacar por ese flanco a Darío. Y aunque muchos seamos de Ia opinión de que Io que interesa de Darío-como en el caso de Lincoln o de los otros antes mencionados-es Io que hizo con los pantalones puestos y no sin ellos, siempre de Ia injuria queda un poco del lodo Ianzado. Para mal del activista gay porteño, Ia virilidad de Darío es tan indiscutible como Ia de otros calaveras como John F. Kennedy, Enrique IV de Francia o Mao Tse Tung.Solo me quedaría creer que como tanto Chile, como Costa Rica y Argentina se han tratado de adjudicar la nacionalidad de Darío, el argentino quien lanzó el sandaliazo sucio de acusar a Darío de ser del otro equipo solo estaba buscando las candilejas.

No es asunto solamente de guiarnos par una pasión ciega dariana. Vamos a los hechos y a los textos. Revisemos cómo operaba Ia líbido del hombre que en sus versos cantó a Ia “came celeste de Ia mujer.” Cuando era estudiante en París-la misma ciudad donde Darío dijera “cada quien a su gusto, pero no para
mí” o que “Ia querida es de París pero Ia esposa del país”-cayó en mis manos por accidente uno de los libros más escandalosas de Ia historia: Cosas que Ni Te Cuento. Escrita por una bailarina, cortesana y promotora cultural gitana Ilamada Tadea Mirszlác(quien por cierto visitó los lechos más regios y alborotados en su juventud), en Ia página 200 menciona “no es un hombre para un sola noche. Lo conocí hace dos días en el salón de Michelle, y no lo saco de Ia cabeza y de las hormonas...la mandí¬bula de león joven, Ia mirada tan directa. Félix Rubén, y es más adictivo que el opio. En qué noche de farra se llevó Darío al lecho a Ia famosa cortesana que fue predilecta del emperador Francisco José I de Habsburgo? Qué sucedió que una cortesana tan corrida y experimentada lo encontrara digno del calificativo “más adictivo que el opio?”
Otra cita viene del mismo Darío, y que Ia conocí cuando en el 2001 armábamos Ia página web Rubén Darío Homepage entre don Augusta Gómez y yo. Cada quien a su gusto, pero no para mí. Darío soñaba con conocer a Paul Verlaine, bardo francés cuyo romance con el más joven poeta Arturo Rimbaud fue Ia comidilla de París. Darío admiraba al autor de Claro de Luna, pero al ser interrogado por un conocido expresó que aunque Verlaine tenía su gusto por sus congéneres, él no lo compartía. Una explicación escueta pero contundente. Por eso no es de extrañarse que en el siglo XX, el gran dramaturgo y cuentista nipón Yukio Mishima-harto conocido por ser homosexual-comentara a un amigo a propósito de su cuento “Carga pesada’(el cual para muchos tiene más que un parecido de primos con el relato corto del Vate Ilamado “El Fardo”),”He tenido muchas fantasías sexuales con ese mestizo centroamericano al que Ilaman el Príncipe de las Letras Castellanas, sin embargo sé que aunque hubiésemos coincidido alguna vez en un salón, Rubén jamás me hubiera hecho caso porque no le gustábamos los chicos como tú y yo. Por eso me limito a tratar de analizar todo Io excelente de su obra, aunque las fantasías vienen por si solas, a como me sucede también con el santo romano Sebastián.”

La agitada vida amorosa de nuestro Panida indica que gozaba de un voraz apetito par Io que él mismo calificaba como “came celeste de Ia mujer.” Considerado coma uno de los mujeriegos más consumados de Nicaragua(en un país donde nuestros machos miden su masculinidad par Ia cantidad de mujeres que seducen o los hijos que “le tienen”)Darío fue enamoradizo desde adolescente. Aunque al parecer el Panida no le dio mayor “quehacer” a su primera esposa Rafaela Contreras(quizás parque enviudó tan prestamente de ella), sus amores con Rosario Murillo fueron tan tormentosos que fue preciso estar ebrio para poder cumplir con su palabra de casorio. Fue una relación alborotada por los celos, Ia pasión y los conflictos dignos de una ópera wagneriana, con el final de cajón cuando el Bardo regresó a Nicaragua cuando se sintió que Ia muerte ya Io andaba cortejando. El machismo nica de Rubén queda perfectamente plasmado en su dicha de “Ia querida es de París, pero Ia esposa, del país.”

Rubén Darío gozaba intensamente de toda suerte de proezas sexuales con sus amantes extranjeras, y es de esperarse que alguien tan cargado de bravado sexual se hubiera sentido insultado si un hombre lo hubiera abordado para amores con otro macho. Las relaciones entre Darío y su amada española Francisca Sánchez es un vivo testimonio de Ia virilidad del poeta, quien a pesar de ser bastante mayor que ella, conservaba suficiente vigor sexual como para que Ia mujer perdiera Ia cabeza, el decoro(porque sabia que sería solo una “sucursal’ ante Ia ley) y hasta el sueño por el susodicho, Ilegando a producir retoño con ella...

La virilidad de Darío queda fuera de toda sospecha aunque hayan activistas del tercer sexo que insistan en sumarlo a su listado de ilustres gays. Tendrán que conformarse con Ricardo Corazón de León, Eduardo II de Inglaterra, Alejandro Magno, Juan Alejandro de Normandía, Enrique Ill de Francia, Cómmodo, Yukio Mishima, Felipe de Borbón(hermano del Rey Sol Luis XIV), Leonardo Da Vinci, Oscar Wilde, Rock Hudson, André Gide, Rudolf Nureyev y Freddy Mercury entre otros, quienes en realidad no pierden el mérito de sus valiosos aportes solo por haber sido homosexuales. El respeto hacia cualquiera-sea genio o perfecto ciuda¬dano común y silvestre- incluye el llamar las cosas par su nombre, aún a riesgo de enojar a mojigatos. Aunque tildar a Darío de gay le reporte buenos dólares al argentino haciendo escándalo, sencillamente cabe repetir mi frase favorita de Agatón que está en mi pági¬na web de historia “Ni los dioses pueden cam¬biar el pasado “. La masculinidad indiscutible de nuestro Vate no puede ser alterada solo por ganas de brillar con luz prestada.

miércoles, 6 de enero de 2010

SUITE EL PAJARO AZUL EN DANZA Y TEATRO






Un tributo de la Academia Arabescodance de Matagalpa, Nicaragua, a la obra cuentística de Rubén Darío. Montaje y coreografía del premier danseur Marcos Valle.Los cuentos ilustrados fueron El Rey Burgués, El Pájaro Azul, El color del oro y el Velo de la Reina Mab.

domingo, 3 de enero de 2010

de Campoamor para Darío


A Rubén Darío [1]
de Ramón de Campoamor


A ese del cabello negro,
como la nocturna bruma,
púsole Dios en la pluma,
luz de sideral destello.
Cuando de su canto bello
se oyen ritmos al son,
los sonidos tropicales
de las islas de Colón.

1. ↑ Este poema fue en respuesta al que le dedicó el poeta Rubén Darío.

Antología



A Colón



¡Desgraciado Almirante! Tu pobre América,
tu india virgen y hermosa de sangre cálida,
la perla de tus sueños, es una histérica
de convulsivos nervios y frente pálida.

Un desastroso espirítu posee tu tierra:
donde la tribu unida blandió sus mazas,
hoy se enciende entre hermanos perpetua guerra,
se hieren y destrozan las mismas razas.

Al ídolo de piedra reemplaza ahora
el ídolo de carne que se entroniza,
y cada día alumbra la blanca aurora
en los campos fraternos sangre y ceniza.

Desdeñando a los reyes nos dimos leyes
al son de los cañones y los clarines,
y hoy al favor siniestro de negros reyes
fraternizan los Judas con los Caínes.

Bebiendo la esparcida savia francesa
con nuestra boca indígena semiespañola,
día a día cantamos la Marsellesa
para acabar danzando la Carmañola.

Las ambiciones pérfidas no tienen diques,
soñadas libertades yacen deshechas.
¡Eso no hicieron nunca nuestros caciques,
a quienes las montañas daban las flechas! .

Ellos eran soberbios, leales y francos,
ceñidas las cabezas de raras plumas;
¡ojalá hubieran sido los hombres blancos
como los Atahualpas y Moctezumas!

Cuando en vientres de América cayó semilla
de la raza de hierro que fue de España,
mezcló su fuerza heroica la gran Castilla
con la fuerza del indio de la montaña.

¡Pluguiera a Dios las aguas antes intactas
no reflejaran nunca las blancas velas;
ni vieran las estrellas estupefactas
arribar a la orilla tus carabelas!

Libre como las águilas, vieran los montes
pasar los aborígenes por los boscajes,
persiguiendo los pumas y los bisontes
con el dardo certero de sus carcajes.

Que más valiera el jefe rudo y bizarro
que el soldado que en fango sus glorias finca,
que ha hecho gemir al zipa bajo su carro
o temblar las heladas momias del Inca.

La cruz que nos llevaste padece mengua;
y tras encanalladas revoluciones,
la canalla escritora mancha la lengua
que escribieron Cervantes y Calderones.

Cristo va por las calles flaco y enclenque,
Barrabás tiene esclavos y charreteras,
y en las tierras de Chibcha, Cuzco y Palenque
han visto engalonadas a las panteras.

Duelos, espantos, guerras, fiebre constante
en nuestra senda ha puesto la suerte triste:
¡Cristóforo Colombo, pobre Almirante,
ruega a Dios por el mundo que descubriste!

Remember

De tus ardientes pupilas
aún siento el vago poder,
aún me incendian tus miradas
de infinita languidez;
aún escucho tus palabras
y tus promesas de ayer;
aún de tus besos dulcísimos
siento en mis labios la miel;
aún el roce de tu mano
todo me hace estremecer;
aún me abrasa tu contacto
como la primera vez...
Aún tu aliento me impresiona,
sube la sangre a mi sien;
y aún el corazón, mi vida,
me late, no sé por qué.
Aún te amo por tus ardores,
tu ternura, tu doblez,
tus caricias, tus engaños,
tus locuras y tu hiel...
Niña hermosa, bien se paga
la pasión con el desdén;
uno aprende muchas cosas,
¿no es verdad?, con la mujer.
Lo primero, que es un ángel
que domina cuanto ve;
lo segundo, que hay un áspid
en sus labios de clavel;
lo tercero, que sus gracias
son raudales de placer,
y que es su pecho un abismo
siniestro y hondo...-¡Muy bien!...