domingo, 10 de enero de 2010

de una vez por todas



DARIO GAY?¡NI EN LAS PEORES PESADILLAS!

Ser gay no es delito ni enfermedad, en mi opinión, por ende no es nada malo. Sencillamente una variedad del gusto, como que odio el caviar y mi padre paga-ba sumas de infarto por engullirlo. Sin embargo, es errado llamar alondra al jilguero, o tigre al león, y no se puede definir Ia sexualidad de uno de los hombres más viriles que ha dado Nicaragua en el contexto equivo¬cado. Se puede comprender que un activista gay trate de jalar agua para su molino, ya que muchos nicas nos enorgullecemos de nuestro Vate precisamente porque nació en este país. Poblar el ámbito gay con destacados personajes le agrega caché al asunto, y otros activistas más experimentados que el argentino del asunto han tratado de marcar como homosexuales a hombres tan notables como Abraham Lincoln (emparejado con Joshua Speed ), el suItán Solimán El Magnífico (supuestamente con su gran visir y cuñado Ibrahim), Federico II de Sicilia (nada menos que con su doctor), o el emperador mugalo Jehangir(con un esclavo sarraceno) sin que haya un ápice de verdad en esas especu¬laciones.

Ahora le tocó a nuestro Panida bailar can Ia Loca. Y en el genuino sentido de Ia palabra, para desgracia de quienes se dejan guiar par especulaciones. Qué sirve de argumento? Un puñado de cartas que al ser sacadas de cualquier contexto podrían dejar a cualquiera más perdido que el pobre hijo de Lindbergh. La grandeza de Dado siempre ha suscitado envi¬dia en gentes de toda ralea, pero dada que su obra es tan exquisitamente impecable, resulta difícil atacar por ese flanco a Darío. Y aunque muchos seamos de Ia opinión de que Io que interesa de Darío-como en el caso de Lincoln o de los otros antes mencionados-es Io que hizo con los pantalones puestos y no sin ellos, siempre de Ia injuria queda un poco del lodo Ianzado. Para mal del activista gay porteño, Ia virilidad de Darío es tan indiscutible como Ia de otros calaveras como John F. Kennedy, Enrique IV de Francia o Mao Tse Tung.Solo me quedaría creer que como tanto Chile, como Costa Rica y Argentina se han tratado de adjudicar la nacionalidad de Darío, el argentino quien lanzó el sandaliazo sucio de acusar a Darío de ser del otro equipo solo estaba buscando las candilejas.

No es asunto solamente de guiarnos par una pasión ciega dariana. Vamos a los hechos y a los textos. Revisemos cómo operaba Ia líbido del hombre que en sus versos cantó a Ia “came celeste de Ia mujer.” Cuando era estudiante en París-la misma ciudad donde Darío dijera “cada quien a su gusto, pero no para
mí” o que “Ia querida es de París pero Ia esposa del país”-cayó en mis manos por accidente uno de los libros más escandalosas de Ia historia: Cosas que Ni Te Cuento. Escrita por una bailarina, cortesana y promotora cultural gitana Ilamada Tadea Mirszlác(quien por cierto visitó los lechos más regios y alborotados en su juventud), en Ia página 200 menciona “no es un hombre para un sola noche. Lo conocí hace dos días en el salón de Michelle, y no lo saco de Ia cabeza y de las hormonas...la mandí¬bula de león joven, Ia mirada tan directa. Félix Rubén, y es más adictivo que el opio. En qué noche de farra se llevó Darío al lecho a Ia famosa cortesana que fue predilecta del emperador Francisco José I de Habsburgo? Qué sucedió que una cortesana tan corrida y experimentada lo encontrara digno del calificativo “más adictivo que el opio?”
Otra cita viene del mismo Darío, y que Ia conocí cuando en el 2001 armábamos Ia página web Rubén Darío Homepage entre don Augusta Gómez y yo. Cada quien a su gusto, pero no para mí. Darío soñaba con conocer a Paul Verlaine, bardo francés cuyo romance con el más joven poeta Arturo Rimbaud fue Ia comidilla de París. Darío admiraba al autor de Claro de Luna, pero al ser interrogado por un conocido expresó que aunque Verlaine tenía su gusto por sus congéneres, él no lo compartía. Una explicación escueta pero contundente. Por eso no es de extrañarse que en el siglo XX, el gran dramaturgo y cuentista nipón Yukio Mishima-harto conocido por ser homosexual-comentara a un amigo a propósito de su cuento “Carga pesada’(el cual para muchos tiene más que un parecido de primos con el relato corto del Vate Ilamado “El Fardo”),”He tenido muchas fantasías sexuales con ese mestizo centroamericano al que Ilaman el Príncipe de las Letras Castellanas, sin embargo sé que aunque hubiésemos coincidido alguna vez en un salón, Rubén jamás me hubiera hecho caso porque no le gustábamos los chicos como tú y yo. Por eso me limito a tratar de analizar todo Io excelente de su obra, aunque las fantasías vienen por si solas, a como me sucede también con el santo romano Sebastián.”

La agitada vida amorosa de nuestro Panida indica que gozaba de un voraz apetito par Io que él mismo calificaba como “came celeste de Ia mujer.” Considerado coma uno de los mujeriegos más consumados de Nicaragua(en un país donde nuestros machos miden su masculinidad par Ia cantidad de mujeres que seducen o los hijos que “le tienen”)Darío fue enamoradizo desde adolescente. Aunque al parecer el Panida no le dio mayor “quehacer” a su primera esposa Rafaela Contreras(quizás parque enviudó tan prestamente de ella), sus amores con Rosario Murillo fueron tan tormentosos que fue preciso estar ebrio para poder cumplir con su palabra de casorio. Fue una relación alborotada por los celos, Ia pasión y los conflictos dignos de una ópera wagneriana, con el final de cajón cuando el Bardo regresó a Nicaragua cuando se sintió que Ia muerte ya Io andaba cortejando. El machismo nica de Rubén queda perfectamente plasmado en su dicha de “Ia querida es de París, pero Ia esposa, del país.”

Rubén Darío gozaba intensamente de toda suerte de proezas sexuales con sus amantes extranjeras, y es de esperarse que alguien tan cargado de bravado sexual se hubiera sentido insultado si un hombre lo hubiera abordado para amores con otro macho. Las relaciones entre Darío y su amada española Francisca Sánchez es un vivo testimonio de Ia virilidad del poeta, quien a pesar de ser bastante mayor que ella, conservaba suficiente vigor sexual como para que Ia mujer perdiera Ia cabeza, el decoro(porque sabia que sería solo una “sucursal’ ante Ia ley) y hasta el sueño por el susodicho, Ilegando a producir retoño con ella...

La virilidad de Darío queda fuera de toda sospecha aunque hayan activistas del tercer sexo que insistan en sumarlo a su listado de ilustres gays. Tendrán que conformarse con Ricardo Corazón de León, Eduardo II de Inglaterra, Alejandro Magno, Juan Alejandro de Normandía, Enrique Ill de Francia, Cómmodo, Yukio Mishima, Felipe de Borbón(hermano del Rey Sol Luis XIV), Leonardo Da Vinci, Oscar Wilde, Rock Hudson, André Gide, Rudolf Nureyev y Freddy Mercury entre otros, quienes en realidad no pierden el mérito de sus valiosos aportes solo por haber sido homosexuales. El respeto hacia cualquiera-sea genio o perfecto ciuda¬dano común y silvestre- incluye el llamar las cosas par su nombre, aún a riesgo de enojar a mojigatos. Aunque tildar a Darío de gay le reporte buenos dólares al argentino haciendo escándalo, sencillamente cabe repetir mi frase favorita de Agatón que está en mi pági¬na web de historia “Ni los dioses pueden cam¬biar el pasado “. La masculinidad indiscutible de nuestro Vate no puede ser alterada solo por ganas de brillar con luz prestada.

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